NOTICIA DE JUICIOS DE LESA HUMANIDAD - TP4 - SCHWARZSTEIN

Cuando la comunicación es producto de la memoria

El lunes 12 de mayo se realizó en la Ciudad Universitaria de Rosario un seminario sobre los juicios de lesa humanidad. Asistieron docentes y alumnos.

Pocas veces se tiene una oportunidad de dialogar e intercambiar opiniones con los mismos protagonistas de la historia. Una oportunidad como la que aprovecharon los alumnos y docentes de los estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Rosario durante la charla con Juane Basso; perdiodista de El Eslabón, Gabriela Durruty y Jesica Pellegrini; abogadas querellantes de los juicios de lesa humanidad llevados a cabo en la ciudad de Rosario.

El disparador de la charla fue la historia de la fundación de El Eslabón. Basso explicó que la iniciativa nació dentro de un grupo de estudiantes con ansias de expresarse y aplicar los conocimientos que aprendían día a día en sus estudios. Además, agregó que, en una época donde los medios estaban polarizados en dos extremos (Grupo UNO y Televisión Litoral), Este medio pudo ser referente de neutralidad y “un recorte de la realidad”.

“En 1999 se crea El Eslabón para dar cuenta de la lucha para que se lleven a cabo los juicios a los represores durante la última dictadura militar argentina”. Sin embargo, por aquellos años aún seguían en vigencia las llamadas “leyes de impunidad”; la Ley de Punto Final y de Obediencia Debida “excusaban” a los militares del último gobierno de facto del país a ser juzgados. No fue hasta el 2003 que el Congreso Nacional anuló estas leyes para posteriormente ser declaradas inconstitucionales, lo que abrió paso a las investigaciones por los crímenes y delitos de lesa humanidad. De esta forma, en 2007 tienen lugar los primeros juicios por dichos delitos en el país y en 2009 se da el primero en Rosario. Un año después, El Eslabón comenzaba a distribuir su primera edición impresa, con el objetivo de brindar información sobre estas causas.

Basso le entregó luego la posta a Gabriela Durruty, que realizó una muy interesante explicación relacionando los medios y la prensa escrita con la dictadura del ’76. Algo verdaderamente valorable, considerando que la mayoría de los presentes no había apenas nacido durante el así llamado Proceso de Reorganización Nacional. La abogada resumió como se utilizaba la prensa para manipular y controlar a la gente y a las masas, y dio a conocer como “se creaba la idea de un enemigo para justificar lo que sucedía”. De esta forma se difundía en la sociedad la idea de que el golpe era necesario para el progreso. También contó que se transmitían a rajatabla los partes y comunicados emitidos por el Segundo Cuerpo del Ejército.

La complicada tarea de cerrar la charla la tuvo Jesica Pellegrini, que brindó una acertada justificación de porqué debemos considerar como un genocidio los sucesos ocurridos en aquellos años, comparando el término con el de delito de lesa humanidad: “Los delitos de lesa humanidad son ataques indiscriminados sobre la población civil por parte del Estado. El genocidio es un ataque direccionado sobre un sector de la población. Acá hubo un ataque perfectamente dirigido hacia un sector de la población: estudiantes universitarios, militantes, obreros, un grupo de personas que intentaba cambiar la realidad de aquel momento”. Además, retomó el argumento de su compañera, al volver sobre el tema de cómo la prensa jugaba un rol fundamental en la difusión de ideas y el “mantenimiento de la ignorancia” en la gente.

Jesica finalizó alegando que los medios son de vital importancia para la construcción de la memoria, porque el sólo leer una nota, o ver a la pasada una fotografía, puede hacer revivir en nosotros antiguos sentimientos y provocar el resurgimiento de nuestro interés por determinados eventos y acontecimientos pasados.

Los medios tienen una influencia en la sociedad que casi ninguna otra institución puede jactarse de poseer. Por eso a los estudiantes que estuvieron allí presentes debe servirles esta charla. Ellos conformarán los medios del futuro y serán los encargados de promover la verdad.

Santiago Schwarzstein